Reconciliación; de todas las partes de mi que chocan, que se confrontan, que batallan en encajar porque mi mente les puso formas tan diferentes. Hoy es un día de reconciliación de todo lo que me choca porque me checa. Libero etiquetas y permito todo dentro de mí. Todo es bienvenido, todo es impermanente.
La paradoja de la vida es que por un lado me siento perdida y confundida y por otro es aquí donde logro encontrar mi luz; en la adversidad. Así que me rindo y me libero de tratar de entender. Renuncio al rol imaginario de ser Dios, quien controla el qué, cómo y cuándo va a suceder lo que vaya a suceder. Me rindo y me doy un clavado con ojos cerrados al rio. Dios, llévame a donde me quieras llevar. ¿Qué puedo hacer para co-crear contigo y hacerlo liviano?
Quisiera, quisiera, quisiera… ¿Porqué queremos tanto?
Quisiera reconocimiento, validación, admiración.
Muy humano lo que quiero. Quiero saber que mi vida importa.
Ahora, ¿qué desea mi alma?
Desea que desempolve mi ser para revelar la luz que hay debajo. Tal vez si lo hago los demás reconozcan que ellos también llevan luz debajo de tantas capas, y tal vez decidan también desempolvarse.
Así que mándamelo todo: Las experiencias que me empolven y las herramientas para desempolvarme.
Que si cumplo en tu misión para mí, ahí está mi realización.
Me pongo a tu servicio. Me rindo ante ti.
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