top of page

La hippie-fresa de Mazunte

Neta que difícil ha sido escribir esta carta. Nunca había procrastinado tanto ni hecho tantos cambios en una publicación, y que risa porque es una carta que me venía saboreando desde hace más de un mes. Pensé que iba a ser una historia de manifestación, fe y sueños cumplidos, y aunque sí tiene mucho de eso, también tiene mucho de retos, confrontaciones y aprendizaje. Por eso ha sido tan difícil escribirla, porque cada vez que regreso a ella y leo lo que está escrito ya no se siente actual.


Mi perspectiva ha ido cambiando todos los días conforme a lo que voy viviendo y aprendiendo.


14 de agosto, 2022

Hoy cumplo 2 semanas en Mazunte, que es un Pueblo Mágico a 1 hora de Puerto Escondido, en la costa de Oaxaca. Hace 3 años pasé por la calle principal en camino a Punta Cometa, y aunque solo estuve como 20 minutos, fueron suficientes para dejar una impresión y unas ganas de volver a pasar un tiempo ahí. Hace unos meses que tomé la decisión de nomadear y fluir, Mazunte fue el primer lugar que me llamó.


He estado tratando de vivir sin tomar yo las decisiones, simplemente haciendo claras mis intenciones y dejándole el desenlace al Universo. Dios, si está en tu voluntad y en tu mejor plan para mi alma, llévame a Mazunte en agosto. Pocos días después, una de mis mejores amigas me invitó a un viaje a Puerto Escondido el último fin de semana de julio. Gracias, señal recibida. Compré un vuelo de ida.


Algo muy natural que hacemos los humanos es idealizar las situaciones futuras que nos emocionan sin considerar que por más emocionantes y maravillosas que resulten, siempre traerán también sus retos. Para mi julio fue de visualizar mi vida soñada en Mazunte: los días en la playa, la comunidad increíble de la que formaría parte, las aventuras, noches de baile, conversaciones interesantes. Incluso tenía una idea bastante clara de cuáles serían los temas por trabajar a nivel personal. Con toda mi emoción y optimismo, me aventuré a Oaxaca. 


Llegué hace 2 domingos con el bajón que trae un fin de semana de excesos, desvelos y cruda. Cero eran las condiciones ideales para tener mi presentación con Mazunte, pero lo que en verdad me agüitó fue que en cuanto puse un pie en la casa que según yo había rentado por 2 meses, supe que no me iba a quedar ahí mucho tiempo. Algo en lo que he estado trabajando es en escuchar a mi intuición a la primera, y este saber fue 100% intuitivo. Apachurrada, desempaqué mis cosas y salí al pueblo a buscar comida, solo para llevarme otras múltiples decepciones: el pueblo y la gente se me hicieron mucho más hippies de lo que recordaba, me sentí sumamente observada, el internet no jalaba y todo se veía leeeento. Terminé ese día llorando, sintiéndome vulnerable, sola y muy fuera de lugar. ¿La cagué en venirme aquí?


Lo primero que me enseño la experiencia, es que me iba a enseñar, y que esas enseñanzas iban a ser muy diferentes a las que yo tenía previstas.


Me hizo ver muy rápido que la Jimena que hace 3 años se enamoró de Mazunte y eligió venirse aquí y la que soy hoy, son muy diferentes. En mi mente, yo me seguía percibiendo como esa niña aventurera, libre, abierta y hippie, porque es mi versión favorita de mi misma, pero en cuanto llegué se me hizo muy evidente lo distinta que me siento ahora.


Primero, porque en esos viajes del pasado, mi única responsabilidad y tarea era gozar cada día. Ahora tengo que encontrar el balance entre esa fluidez y la estructura que me requiere mi trabajo, los proyectos que estoy desarrollando, mis metas y la visión de mi vida a futuro. Veo al pasado y si me da un poco de FOMO la despreocupación, para ser honesta, pero tengo que abrazar y reconocer el punto de mi vida en el que estoy hoy, que aunque no se siente tan ligero, tampoco se siente pesado. Mi vida en este momento se siente todo menos pesada. 


El balde de agua fría más duro fue darme cuenta que en los últimos años me he hecho mucho más fresa. Mucho. No sé si fue el re-condicionamiento social, crecer, o aumentar mi capacidad económica, pero no importa, es verdad y llegar a Mazunte me lo evidenció demasiado. El como ya no me da tan igual la austeridad como me daba antes, como busco más comodidad y belleza a mi alrededor, como me sentí tan fuera de lugar al llegar.


Creo que mucho tiene que ver con que he trabajado muchísimo en mis creencias en torno a la abundancia, lo que merezco y lo que está disponible para mí. He expandido mi visión de mí misma y por lo tanto de las cosas y los entornos a los que aspiro. Entendí que  la razón por la que me sentía tan agusto antes en ambientes hippies es porque no me cuestionaban si podía tener más que eso. Reconociendo ese crecimiento, resistí Mazunte. Aquí todo corre lento y la gente es feliz con poco, y aunque me he ido acoplando, no quiero que me baje el ritmo que yo traigo.


Empecé a pensar en cientos de razones muy válidas de porque debería de irme a otro lugar, pero al mismo tiempo sentía una necesidad de honrar la decisión que tomé de venirme aquí. No quiero huir. ¿Se vale cambiar mis planes o debería abrazar y rendirme a esta experiencia?


Definitivamente no soy la que era hace unos años, entonces tengo que vivir la experiencia desde quien soy hoy, y tengo que honrarme hoy. Me tuve que recordar que no tengo nada que probarle a nadie quedándome en un lugar que no se siente alineado, ni siquiera a mí misma. Esta no es mi lucha en este momento, a menos de que yo la elija. Pero yo ya había elegido y hecho un pacto con el Universo de confiar y fluir. Ese es mi reto, y si fluir significa que no me quedo en Mazunte como contemplé inicialmente, que así sea.


Las siguientes preguntas surgieron: ¿entonces quién eres hoy?, ¿qué quieres hoy? y ¿cómo eliges vivir esta experiencia? Estas semanas han sido de abrirme a recibir las respuestas. 


Conforme fueron pasando mis primeros días en Mazunte, fui notando como me suavicé y me empecé a sentir conectada conmigo y en sintonía con la energía del pueblo. Los locales bromean con que Mazunte es un lugar que te atrapa, y ya empiezo a ver porque. Me he fundido en la simpleza y en el momento presente, y definitivamente estar lejos de todo lo que me da comodidad y me hace fresa me conecta con la aventura, libertad, expresión y expansión de mi lado hippie. Entre más me deshago de lo que no soy, más revelo lo que sí soy: Soy la luz de Dios que está bien en donde sea. Mi hogar soy yo misma y puedo estar bien en donde esté. 


Regresando a esta verdad, ahora me pregunto, ¿y qué quieres?


Buenas noticias, ahorita tengo muchísima claridad de hacia dónde quiero que vaya mi historia. Los últimos meses han sido mucho de atreverme a pensar en la versión más bonita para mi vida, en el best case scenario, y en sentirme merecedora de absolutamente todo lo que imagine. Esta visión incluye muchas cosas que Jimena hippie de hace unos años veía fuera de su alcance, pero que hoy reconozco que están absolutamente disponibles para mí si las deseo. Honro a la versión de mí que veía Mazunte como su setting ideal, y honro a la versión actual que siente que le queda chiquito para lo grande que yo quiero ser. No porque piense que soy mejor o peor que Mazunte, simplemente pienso que mi brillo está limitado aquí. 


¿Cómo eliges vivir esta experiencia?


La búsqueda en la que estoy actualmente es la de brillar con mi luz más auténtica y hacerme correspondiente con las situaciones que más me enseñen a hacerlo. Elijo permitir que la experiencia me muestre cómo, sin prejuicios ni etiquetas. Estos conceptos de fresa vs. hippie siempre han chocado en mi interior, el sentir que estoy conformada por 2 entidades opuestas que son verdaderas pero incompatibles. Platicándole a mi psicólogo los debates internos que he estado teniendo, fue él quien detectó esta necesidad de integrar estas polaridades para que dejen de entrar en conflicto y simplemente me permitan ser la totalidad de quien soy: Jimena.


Entonces aunque han sido días de muchos aprendizajes diferentes, creo que todos llevan a este mismo fin de integrar y honrar todas las partes que conforman la que soy hoy, y vivir a partir de eso. Habrá mucho por aprender de este proceso, estoy segura, sobre todo sobre soltar etiquetas, expectativas, juicios, ego, conflicto interno. En el momento en que dejo de tratar de definir la experiencia o a mí misma viviéndola, empiezo a disfrutarla.  Suelto y le pido a mi alma y a mis guías que me lleven al lugar en el que más pueda brillar, iluminar con mi luz y ser de servicio. Esta intención no reconoce fresa o hippie, reconoce amor. Dejo que el Universo tome las riendas de este tiempo y que me muestre la versión más hermosa de lo que puede ser, yo solo pongo un pie enfrente del otro y confío en que llegaré al lugar correcto. 

0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


bottom of page