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El baile de la vida

En mi libro favorito “Una nueva tierra: Un despertar al propósito de tu vida”, Eckhart Tolle escribe esta frase: Life is the dancer, and you are the dance.


Se refiere a la ilusión que tenemos de control, de pensar que somos nosotros los que tenemos que decidir qué hacer con nuestra vida. Lo más sabio, dice Tolle, es permitir que la vida suceda. Estar presente y que, en esa presencia, la consciencia despierta (Dios) fluya a través de ti y te utilice como canal para experimentarse en la tierra. No intentar bailar la vida, sino permitirle a la vida que te baile a ti.


Esta comprensión no solo me parece preciosa, se me hace increíblemente sabia y cierta también; y es por esto que en los últimos años he permitido, de manera consciente y intencional, que la vida baile a través de mi como se le ha dado la gana. Flojita y cooperando, fluyendo sin resistencia a lo que es y a lo que viene.


Sostener la visión, soltar el plan, y dejarme llevar.


Pero este año siento algo diferente. Me siento en una nueva era de mi vida. Tanto fluir y honrar me llevó a dar un salto cuántico a finales del año pasado; a soltar mi negocio y mi trabajo para enfocarme en construir mis sueños más grandes. Yo sabía que eventualmente este momento iba a llegar, el momento de brincar. Llevaba años con el camino de mis sueños aladito del mío, como si fuera en paralelo. Lo suficientemente cerca para siempre echarle el ojo y sentirme en control, pero sin compromiso. Me podía meter a él para explorarlo y sentirlo un ratito, y luego salirme y regresar a la seguridad del que estaba transitando.


Pero ya no hay camino seguro. Eliminé el camino seguro. O la vida bailando a través de mi se encargó de que lo hiciera, de que quitara todo lo que sostenía ese camino seguro para obligarme a mi misma, ahora si, a plantarme con ambos pies en MI camino, el que va a verdaderamente expandir mi alma.


Literalmente cambié de línea del tiempo; y es curioso porque ahora que estoy en esta, la que quiere bailar soy YO. Más que dejar que la vida me baile, ahora quiero yo bailarla a ella. Y siento que sí puedo, que me toca, que en el dejarme ser guiada y que se me mostrara el ritmo y los pasos, ya los aprendí.


Ya se cómo se ve y siente la coreografía de fluir sin apego, y ahora quiero agregarle mi estilo personal.


Aunque deseo que la vida me siga bailando a mi siempre, siento que ahora ese baile va a ser hacia adentro, porque afuera me toca a mi. Me toca sentir el movimiento, conectar con él, ver de qué manera transformarlo y darle nuevas expresiones. Quiero ver qué es posible, qué coreografías soy capaz de crear. Más que dejarme llevar, deseo elegir mi dirección con claridad. Más que esperar a que las ocasiones se me presenten, quiero crear los encuentros. Quiero, por primera vez en mucho tiempo, permitirme ser intensa, tocar puertas, iniciar conversaciones, mostrar interés, involucrarme de manera activa. Quiero ponerme allá afuera y gritar “miren como bailooooo, vengan a bailar”.


Life is the dancer, and you are the dance. Que la vida baile a través de mi y me abra infinitas posibilidades.


Me encanta, es lo más mágico y bonito, pero en este momento lo que estoy entendiendo y recordando es que yo también puedo crear cosas mágicas y bonitas, y que de eso se trata, de CO-CREAR con la vida. De dejar de moverte en automático para permitir que la vida te muestre cómo desea que te muevas, y permitirlo tanto tiempo y con tal aceptación, que llegue le momento en el que encarnes este baile con total naturaleza para ahora tú seguirle. Quizá por siempre, quizá hasta que pierdas el ritmo de nuevo y tengas que volver a pausar y permitirle a la vida que te muestre cómo baila a través de ti. Y luego, a seguir bailando.

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