Y que llegamos a junio. Qué rápido se está pasando el año.
2 meses se me fueron en un abrir y cerrar de ojos.
2 meses desde que decidí salirme de mi casa y aventurarme a lo desconocido.
Abril y mayo en el depa de Ale, después quién sabe.
Las respuestas vendrán, las respuestas vendrán. Confía.
Eso prometió la voz sabia en mi cabeza que me guía.
Es ella realmente quien tomó esta decisión.
Ya conozco su murmuro, incluso siento su presencia desde antes de que empiece a hablar.
Ha sido mensajera y brújula en más de un momento en mi vida.
Cada que llega, toma el timón y cambia mi rumbo completamente.
Me confronta y desorienta, pero nunca decepciona.
Cueste lo que me cueste, he aprendido a escucharla.
Sé que su plan siempre, siempre, lleva a un mejor destino que el que yo planeaba.
Certeza, se sentía como certeza.
Decidí enfocarme más en la emoción que en la incertidumbre.
Más en la posibilidad de que todo saliera bien en lugar de que todo saliera mal.
Empaqué toda mi vida para irme solo 2 meses.
El punto no era ser práctica sino ser clara con el Universo.
Llena de preguntas y esperando las respuestas.
Lo que no anticipaba es que incluso las preguntas cambiarían.
Lo que sí sabía es que la experiencia sería perfecta, y lo fue.
Ale fue hogar, hermana, confidente y motivación.
Ella y ese depa me dieron todo lo que necesitaba en esta transformación.
Abrazos, muchos. Así como pláticas largas, bailes frente al espejo, cenitas y rituales.
Soy como serpiente y me tocaba un cambio de piel.
Abril fue de ir hacia afuera; con mi cuerpo, mente y energía.
Como águila volando sobre un campo, observando y absorbiendo.
Hubo un viaje y otro y otro, me llené de aventuras inesperadas.
De oportunidades también; detectadas, aprovechadas o fabricadas.
Se empezó a abrir un camino nuevo que siempre supe algún día caminaría.
La oportunidad de enseñar y compartir lo que más amo.
Seguí observando, seguí buscando.
Pero las semanas pasan rápido y yo sigo sin rumbo claro.
Voy a tener que empezar a tomar decisiones, ¿en qué momento me tengo que ocupar?
La primera semana de mayo tendrás claridad, me tranquilizó la voz dentro de mí.
Confío, pero dame señales. Me rindo ante ti y lo que decidas para mí.
Una cosa lleva a otra y empiezo mayo en una sesión de ángeles.
Tenía duda si era querer buscar respuestas fácil.
Pero las señales que me llevaron ahí fueron claras y precisas.
Es aquí donde cambia todo, es aquí donde se revela mi camino.
No solo para el siguiente mes, sino para mi alma en esta nueva etapa.
¿dónde está tu corazón Jimena, dónde está tu corazón?
¿en qué lugar te vez más feliz?, ¿haciendo qué te ves más feliz?
¿Porqué te está dando tanto miedo permitirte brillar?
Esta terapia me llevó a ir adentro, donde permanecí el resto de mayo.
Salí con tanta claridad, como si se hubiera limpiado un vidrio empañado.
Re-descubriendo lo que ya sabía cierto porque la verdad siempre ha sido y será.
Pensaba que quería un lugar estable, pero descubrí que la estabilidad soy yo.
¿En qué lugar me veo más feliz? En todos y en ninguno, me veo feliz en movimiento.
¿haciendo qué te ves más feliz? No a lo que le estaba dedicando mi mayor tiempo y energía.
Tanto de lo que me da sentido de estabilidad me quita sentido de libertad.
Donde esté tu corazón, ahí estará tu abundancia.
Donde esté tu corazón, ahí estará tu felicidad.
Esa fue la promesa que me revelaron los ángeles.
Entonces a soltar lo seguro para abrir paso a lo mágico.
De nuevo a lo desconocido, de nuevo a perder el piso que me sostiene.
Me atrevo porque confío en que estoy hecha no para estar plantada sino para volar.
Una vida de nómada es la que en este momento quiero explorar.
Se me abre un nuevo mundo de posibilidades.
No tengo nada seguro y a la vez tengo mucho claro. Mi corazón baila.
Me pide ir adentro para poder ponerme fuera.
Me pide crear para después poder compartir y enseñar.
Veo que tengo la capacidad de conectar a las personas con su luz.
Veo cómo me emociona la idea de vivir en servicio de eso.
Escucho a la voz dentro de mí diciendo si, anda niña mía por ahí.
Empiezo a ver señales que me lo hacen evidente todos los días.
Números, cartas, mensajes, conversaciones. Ya no tengo duda.
Se abre la opción de quedarme unos meses más con Ale.
Pero ya se dentro de mí que este espacio fue solo un trampolín.
La manera más pura de honrarme es dar un brinco y seguir adelante.
Libre y ligera, ya no quiero ataduras.
Regalo mis plantas, me despido de mis clases de yoga y de mi depa en cuestión de 3 días.
Cierro pero no se siente como fin, se siente como comienzo.
Agradezco todo. La incomodidad, la oportunidad, y la valentía de tomarla.
Empiezo a planear para los siguientes 2 meses.
Creo que mi vida ya opera en este formato. 2 meses cambian todo cuando lo permites.
Me emociona a dónde me pueda llevar el resto del año.
Sé que yo no debo decidir, solo escuchar los susurros del Universo y seguirlos.
Regreso a mi casa, pero decido que ya no vivo ahí.
De ahora en adelante es como una base que toco antes de la siguiente aventura.
Nunca había sentido tanto entusiasmo por la vida.
Nunca había estado tan lista para soltar el control y vivirla.
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